BelieveInYourself
10 ago 2013
Era mirarlo a los ojos y desear que fuera solo mió. Era contemplar su sonrisa y sentirme digna. Sentir ese inocente cosquilleo en el estomago cuando lo venía venir. Era inevitable ocultar mi alegría, porque si hay algo que él no sabía es que fue la razón de mis buenas mañanas por muchas semanas. Él me daba conocer su interior y no hacía falta nada más. Mi silencio respondía a todas tus preguntas, sí sabía lo que quería, siempre lo supe, solo que prefería callármelo antes de que me arrepintiera de mi débil sinceridad. No hacían falta palabras, más que abrazarlo fuertemente del cuello, deseando que jamás partiera de mi vida. Me gustaba sentarme en una punta y mirarlo. Deseando aprender más de vos. Mi absurda realidad era inventar algún pretexto para quedarme un rato cerca tuyo. Era rogarle que se quedará conmigo, sin más medios.
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